Podemos –como UPyD, como Ciudadanos-
ha surgido como reacción al bipartidismo de
facto que ha regido en España los últimos cuarenta años, aunque a
diferencia de los otros dos partidos mencionados, no quiere reformar el
sistema, sino simplemente hacerlo saltar por los aires. Es decir, por resultar
gráficos, no son regeneracionistas, sino revolucionarios.
A pesar de sus ataques furibundos a la casta, muestra los mismos tics que
esa casta a la que tanto critican. Si acaso, sólo se diferencian en una cosa, a
saber: se han presentado a unas elecciones –y han dado la campanada en ellas-
antes de tener una estructura de partido. De hecho, ha sido esta semana pasada
cuando ha arrancado la asamblea en la que se dotarán de esa estructura de la
que carecen. Y aquí precisamente ha surgido uno de los tics a los que me
refiero, el del caudillismo: o se está con Junior
o se está contra él, y ya sabemos cómo las gasta la izquierda con los
críticos. Y no sólo es que el partido esté, valga la redundancia, partido en dos, sino que los críticos con la figura de Pablo-Pablito-Pablete están no sólo
en el bando contrario, sino incluso en el propio.
Por otra parte, su novia –esa sí
pertenece a la casta, puesto que
forma parte de Izquierda Unida-, haciendo gala de esa exquisita educación que
tanto caracteriza a izmierda, cuando
le aconsejaron en un debate (por llamarlo así; suelen ser más bien un concurso
de monólogos, aunque sin gracia ninguna) que se tomara un lexatin para que se
tranquilizara, replicó que su interlocutor podía tomar viagra. Era para haberle
respondido muy informada estás tú… si tu
pareja lo necesita, a su edad, es para preocuparse…
Volviendo a la asamblea de marras, en
una nueva muestra de incoherencia (es de suponer que, como buenos comunistas,
serán ateos), Junior proclamó que el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto; y luego, quitándose la careta de nuevo, dejó claro al sector
crítico que piensa que la formación funcionará mejor con un único líder:
evidentemente, él, aunque le suponga una carga intolerable.
A otro con ese cuento…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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