Hace un tercio de siglo, el
vicepresidente del Gobierno de España, Alfonso Guerra González, dijo aquello
tan gráfico de el que se mueve no sale en
la foto. En el fondo, y es algo en lo que acabo de caer justo antes de
ponerme a escribir estas líneas, no hacía sino verbalizar lo que su colega
ideológico, Stalin, había hecho con los que se
habían movido: no sólo los había eliminado físicamente, sino que también
los había borrado de las fotos. Trotski sería el caso paradigmático.
La más reciente de las formaciones de
izquierda extrema, el partido de Junior,
parece que va por esta senda. En pleno (llamémosle así) congreso constituyente,
uno de los candidatos a la secretaría general, Pablo Echenique, se encontraba en un avión cuando se decidió el sistema de votación. Aunque acusó al de la
coleta de cambiar las reglas a última hora y sin avisar, no le sirvió de nada:
con un sistema de votación diseñado a su conveniencia, el admirador del gorila rojo y su cúpula arrasaron a
Pablo Echenique (obtuvieron el ochenta por ciento de los votos; todavía no se
han conseguido mayorías a la búlgara pero
todo se andará) y se han quedado con el control total de Podemos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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