lunes, 17 de noviembre de 2014

Cacao mental

En el asunto de la auxiliar sanitaria contagiada de Ébola hay puntos que no están claros. O bien ella dijo que había estado en contacto con enfermos de Ébola y los médicos no la hicieron caso… o bien no lo dijo, se fue a la peluquería tan pancha y sólo al cabo de unos días fue ingresada en el hospital. Es decir, una de las dos partes, o las dos, mienten.
Lo que sí está claro es que esta pobre mujer es una contradicción viviente. Dentro de un gremio como el sanitario, tendente más bien al escepticismo religioso, ella da las gracias a Dios y a Santiago Apóstol por darle la vida, y dice que si Dios hizo el milagro sin duda se sirvió de mis compañeros.
Luego, arremete contra los políticos, reivindicando que tenemos la mejor sanidad del mundo y sus profesionales, pese a la nefasta dirección política, obran milagros. Esto es un punto interesante en el que nadie parece haber reparado: si la sanidad es estupenda a pesar de los políticos, es porque estos no han logrado cargársela. Si no han logrado cargársela, es que venía de antes. Y si venía de antes… justo, el sistema sanitario español se lo debemos a Franco (como tantas otras cosas buenas –y malas, que de todo hay- en este país).
Sigue diciendo Yo no sé qué falló, ni sé si falló algo. No guardo rencor ni reproches. Eso sí, a continuación se despacha con una querella contra el consejero de Sanidad de la Comunidad Autónoma de Madrid por ciento cincuenta mil euros.
Sin acritud, sin duda…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: