…y no por sus palabras. Porque éstas,
según de donde vengan, resultan contradictorias. O eso, o tienen un reparto de
papeles muy bien montado.
Para empezar, Durán y Lérida. Como de
costumbre, actúa como el nacionalista moderado, el bueno, podríamos decir. El que busca aparecer como la voz de la
razón y la concordia, alguien que quiere evitar perjuicios no inexorables. El
que apunta que sería un error el que Rajoy impugnara el nuevo 9-N. Debe ser que no ceder a los chantajes de un
matón, en catalán, se dice error…
Luego está el del mentón y el tupé, al
que le gusta ir de gran estadista, del tipo más listo de la clase. El que dice
que la unidad, la determinación y la astucia nos hacen imparables. Salvo que se refiera al hecho de que van
cuesta abajo y embalados al precipicio, no está demasiado claro a qué se
refiere, porque está consiguiendo fragmentar su coalición y descolocar a su aliado más importante.
Finalmente, el estrábico, que va de
exaltado, de poli malo… y que
probablemente sea el único que dice la verdad. Porque el afirmar que la independencia no se negocia, se proclama y se ejerce viene a ser el reverso de lo que Tywin Lannister le dice a su
nieto (por partida doble) Joffrey: un verdadero rey no ha de afirmar
continuamente que es el rey.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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