lunes, 10 de noviembre de 2014

¿Historia? No, ridículo

Finalmente, la cosa se consumó, y los secesionistas catalanes sacaron a la calle sus urnas de cartón, y celebraron su patochada sedicentemente democrática, pero sin censo, sin interventores, con unos resultados definitivos a las veinticuatro horas pero con la posibilidad de votar durante una quincena más…
Tampoco es que hubiera demasiadas dudas de que la farsa iba a tener lugar. Son ya demasiados años, décadas incluso, de tragar carros y carretas para que los nacionalistas sedicentemente moderados no dejaran de serlo, cuando en realidad nunca lo han sido. Las ocasiones para pararles los pies han sido innumerables desde que falleciera el último nacionalista (y republicano de izquierdas, para remate) decente, el Muy Honorable José Tarradellas, al que sí que le cuadraba el título.
Como digo, ha habido oportunidades sobradas para dejarles en evidencia. Habría bastado con decir no a sus continuas e insaciables exigencias a cambio de la gobernabilidad de España, cuando tal objetivo se habría alcanzado con que los dos partidos nacionales hubieran mostrado un poco de sentido de Estado. Pero el PSOE nunca ha tenido semejante cosa, y la verdad que estoy empezando a dudar que el PP sí. En los últimos tiempos, desde luego que no.
Incluso recientemente bastaría con haber aplicado el artículo 155 de la Constitución y, en su defecto, el Código Penal. Porque la sedición es un delito, como lo es el incumplimiento de las resoluciones judiciales, el de las leyes y tantos otros actos perpetrados por los secesionistas desde hace más de un tercio de siglo.
En cuanto al título de esta entrada, responde a algo relacionado personalmente conmigo. He estado en tres ocasiones en el Valle de Arán. La última de ellas en 2.010. Coincidimos allí con una chica catalana que pasó a formar parte del grupo de amigos de Facebook. Por los comentarios que ha ido dejando caer en estos cuatro años, he deducido que era proclive a las tesis secesionistas. Ayer publicó una foto en la que aparecía depositando su papeleta, con el pie de Haciendo historia. Mi pensamiento fue Haciendo historia no… más bien haciendo el ridículo, o haciendo un crimen.

El que personas presuntamente inteligentes hayan sido capaz de tragarse la sarta de embustes y falsedades que los secesionistas catalanes llevan tanto tiempo vomitando (del España nos roba a la inexistente familia real catalana) es algo que nunca seré capaz de comprender…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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