Hace una semana tuvo lugar el primer
partido de la temporada entre Real Madrid y Barcelona. Se celebró en el
Santiago Bernabéu y ganó el equipo local con suficiencia y autoridad. Haciendo gala
de esa humildad y esos valores de los que alardean, tres botones de muestra:
- Javier Hernández, soberbio y mal perdedor, se despachó diciendo que el Madrid lleva seis o siete años jugando a la contra. ¿Y qué, si les funciona? En cambio, al tiquitaca ya le han cogido el tranquillo aquí, en Múnich y hasta en Brasil. Siempre y cuando se ajuste al reglamento, cualquier estrategia es válida, desde el jogo bonito brasileño al catenaccio italiano.
- La prensa catalana pidió sanciones para el club blanco por los insultos en el clásico. Debe ser que consideran que el lanzamiento de botellas de güisqui o cabezas de cochinillo al terreno de juego son conductas socialmente civilizadas…
- Con la iglesia hemos topado: la monja secesionista, más acostumbrada por lo visto a ocuparse de asuntos mundanos que de los espirituales, cree que el partido fue un robo y acusa al árbitro de ladrón.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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