Siempre he votado popular, primero Alianza y luego Partido. Básicamente por ser de
derechas y considerar, siguiendo la teoría del voto útil, que votar a cualquier otra formación sería tirar el voto
y favorecer a la izquierda; pero también porque considero que la derecha, en
general, gestiona las cosas mucho mejor que la izquierda… sobre todo en España.
Sin embargo, con el Gobierno de
Mariano Rajoy me está ocurriendo algo que nunca me había pasado: que me
plantee, siquiera en términos hipotéticos, la posibilidad de votar algo que no
sea Partido Popular. No por lo que no hacen –el que incumplan su programa
electoral entra dentro de lo esperable, dado que, como dijo Tierno Galván, las
promesas electorales se hacen para no cumplirlas-, sino más bien por lo que sí
están haciendo, comenzando por la suelta indiscriminada de etarras, asesinos y
violadores y terminando por su (aparentemente) tancredismo ante los ataques del
secesionismo catalán a la unidad de España.
Que incluso tendría un pase, de no
enterarnos que el Gobierno, de la mano con el
principal partido de la oposición, negoció bajo mano con la Generalidad
mientras Arturito Menos y el
estrábico orondo preparaban su pantomima.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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