... y nunca es tarde si la dicha es buena.
Blas de Lezo, marino español de origen vasco apodado Medio hombre por ser cojo, tuerto y manco, ha recibido el reconocimiento que merece con la inauguración de una estatua en los Jardines del Descubrimiento, en la madrileña Plaza de Colón. El acto fue presidido por el anterior Jefe del Estado, don Juan Carlos I, tan vinculado al mar por afición y tradición familiar.
Casi casi lo mejor de todo no ha sido el hecho de rendir homenaje a una figura de nuestra Historia que tanto lo merecía, sino la reacción que ha producido en aquellos que son enemigos de España, a pesar de disfrutar de los beneficios que les reporta ser ciudadanos de la misma.
Me refiero al enervamiento del grupo de CyU en el ayuntamiento de Barcelona, que considera el acto como una provocación ofensiva a Cataluña (lo malo de los nacionalistas ombliguistas es que se creen mierda y no llegan a pedo; al hecho de que el famoso estríper aeroportuario Juan Laporta haya exigido la retirada del monumento; y a que el ayuntamiento de la ciudad condal, de mayoría secesionista o filosecesionista, haya tomado dicha exigencia en consideración.
Las razones de unos y otro son el hecho de que, durante el sitio de Barcelona en la Guerra de Sucesión española, Blas de Lezo prestava servicios a bordo de la flota sitiadora. Se ve que, como estaba fuera de las murallas, no han podido apropiarse de su figura como han hecho con la de Rafael Casanova. Tanto uno como otro luchaban por lo mismo: por España.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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