Prácticamente un mes –eso sí, el más
corto del año- me ha llevado leerme las mil páginas (más notas) de esta nueva
obra de Pedro José Ramírez. Como en el caso de la anterior, el autor toma un
plazo breve de tiempo (apenas cinco meses y medio, si no contamos lo narrado en
el epílogo) y narra lo sucedido en el mismo día a día, casi minuto a minuto,
acudiendo a una miríada de fuentes y con ocasionales regresiones temporales que
ayudan a contextualizar los sucesos narrados. El estilo es ágil y el libro se
lee con fluidez, a pesar de saber, en líneas generales, cómo acabó la cosa.
Una conclusión que se saca es que Fernando
VII era, para decirlo en román paladino, un cabrón con pintas. ¿Es que no lo sabías ya?, me dijo mi
padre cuando se lo comenté. Pues sí que tenía esa idea; pero una cosa es lo que
uno aprendió en el colegio, cuando el reinado de Tigrekán apenas ocupaba un par de páginas del libro de Historia de
España, y otra muy distinta es tener, página tras página, muestra de las
constante felonías del individuo. Claro que se puede conceder, como señala en
una cita el autor, que (al modo de Jessica Rabbit) no es que fuera malo, sino
que habría de haber tenido una altura moral excepcional para comportarse de un
modo distinto a aquél que le marcaban su educación y sus circunstancias
vitales.
En resumen, un libro muy recomendable
para todos aquellos que amen la Historia y quieran profundizar en ella. Al menos
en este caso, Ramírez deja algo más aparcada la moralina que rezumaba El primer naufragio.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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