La cosa tendría bastante de chiste, de
no ser porque el sujeto en cuestión aspira a dirigir un país. Su país. Mi país.
España.
Resulta que el señor Sánchez tenía que
pronunciar una conferencia en la universidad George Mason, pero el pobre se lio con el navegador del coche y acabó en la localidad de Fairfax, en lugar de la
avenida Fairfax. El rector de la universidad, otro español, tuvo la retranca
suficiente para decir que esperaba que Pedro Sánchez supiera dirigir un país mejor que un GPS. Teniendo en cuenta que no sabe dirigir ni un partido...
Aunque no soy el más indicado para
andar criticándole –en mi último viaje a Estados Unidos, lo que más decía el
navegador del coche era recalculating-,
Pedro Sánchez reúne las dos características principales de los políticos
españoles en general (y los de izquierdas en particular): ignorancia en grado
extremo… y soberbia que impide tanto reconocer la ignorancia como pedir ayuda.
Sin embargo, unos aprendemos de
nuestros errores… y otros no, porque cuatro días después el (discutido y discutible)
secretario general del PSOE volvió a llegar tarde, esta vez a una entrevista en televisión, lo que dio lugar a los inevitables chascarrillos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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