Creo que fue Voltaire el que dijo
aquello de estoy en desacuerdo con sus
ideas, pero defenderé hasta la muerte su derecho a expresarlas.
En la actualidad, quienes más se
califican a sí mismos como demócratas (es decir, los de izquierda) son
precisamente quienes menos honor hacen a la frase del filósofo francés. Si alguien
les critica, no es demócrata. Si alguien no piensa como ellos, no es demócrata.
Si alguien que no es ellos hace lo que ellos hacen –manifestaciones,
concentraciones, críticas al gobierno de turno, etcétera-, no es demócrata.
Sin embargo, los hechos son tozudos, y
demuestran quiénes son los verdaderos demócratas. Es el caso de la canciller de
la República Federal de Alemania –verdadera bestia
maldita del progretariado
europeo-, que ha defendido el derecho del grupo antiislámico Pegida a manifestarse con independencia de sus ideas.
Ya podían ir aprendiendo algunos de
por aquí…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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