Por muy científico que se considere a sí mismo, el comunismo (aka socialismo científico) no es capaz de
superar la piedra de toque de toda ciencia que se precie, esto es, la
contrastación empírica de sus teorías.
Sus postulados podrán ser todo lo
magníficos que sus apologetas quieran, pero cuando intentan ser llevados a la
práctica, fracasan estrepitosamente. Así ha ocurrido en todos los casos en los
que han llegado al poder, ya sea por las malas (Rusia, China, Vietnam, Cuba) o
por las buenas (Venezuela, Bolivia… llegan por las buenas, pero se mantienen
por las malas), como es el caso de Grecia.
En efecto, los neocom (poco neo, apenas
se camuflaban) griegos se presentaban poco menos que como los salvadores de la
patria, de aquellos que iban a rescatar a la cuna de la civilización occidental
del marasmo en el que la habían sumido décadas y décadas de corrupción y
despilfarro. Pues bueno, en menos de cuatro meses Syriza ha dejado a Grecia al borde de la recesión y de la quiebra (no es que antes estuvieran demasiado lejos, la verdad).
Eso, para que vayan aprendiendo los
que tan alegremente han votado a Junior y
sus muchachos en las últimas elecciones municipales y autonómicas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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