Decía ayer que la realidad es muy mala
para con las teorías, porque éstas no siempre pueden llevarse a la práctica. Un
ejemplo muy claro lo tenemos en Grecia, ese país en el que los neocom locales han llegado al poder y en
el que se fijaban con atención los de aquí… al menos hasta que han tenido que
empezar a tomar decisiones.
Y es que entre esas decisiones se
encuentras algunas muy poco progresistas y sí bastante propias de la casta. Algunas de esas medidas han sido
criticadas por estos lares poco menos que con la sandalia en la mano, como la
de promulgar una amnistía fiscal para paliar la fuga de capitales.
Y esa idea
no se le ha ocurrido a un pelanas que pasaba por allí, sino al mismísimo
Varufakis, ese ministro de Economía que vive en un pisito con vistas a la
Acrópolis (la ateniense, se entiende; cada polis griega tenía la suya, pero
cuando se dice la Acrópolis, con
mayúsculas y sin especificar, a la que uno se refiere es a la de la capital
helena). Que es algo perfectamente respetable y hasta natural viviendo en Atenas,
pero también resulta bastante poco proletario, la verdad.
Aunque las cosas no acaban ahí:
también parece que van a subir el IVA de los alimentos, la luz y los restaurantes, con lo que parece que los pobres griegos van a tener que
alimentarse de piedras (de esas hay muchas) y comérselas a oscuras.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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