Cuando los partidos de izquierdas han
intentado ser más papistas que el Papa (es decir, más nacionalistas que los
propios partidos regionales) no les ha ido nada bien: ha ocurrido en Cataluña,
en Vascongadas y, con matices, hasta en Galicia. Tras gobernar haciendo guiños
al electorado sedicente nacionalista,
los partidos regionales (CyU en Cataluña y ERC, PNV y p-ETA en Vascongadas han
regresado con fuerzas renovadas en los siguientes comicios).
En Aragón los nacionalistas nunca han
sido una fuerza verdaderamente pujante, pero eso no parece importarle al
candidato neocom en esa región.
Primero ha propuesto declarar el catalán lengua cooficial en Aragón (no sé yo,
la verdad, cómo les sentará a los del núcleo principal de la antigua Corona de
Aragón que se les pretenda imponer el idioma de los caraduras que pretenden
apropiarse de su pasado y de sus territorios para su propia conveniencia) y
luego, en un alarde de incoherencia (muy propio de la izmierda, por otra parte), ha declarado que centrará su campaña en la protección de la lengua aragonesa.
Salvo que por lengua aragonesa entienda ese dialecto del occitano que se habla en
la esquina nororiental de España, a mí que me lo expliquen, la verdad…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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