Suele
señalarse a los funcionarios españoles como una casta de seres privilegiados
por el hecho de tener un empleo para toda la vida, obviando la circunstancia de
que a un funcionario el empleo no le cae del cielo, sino que tiene que currarse
el acceso al puesto, superando unas oposiciones que serán más o menos difíciles
o duras según el cuerpo en el que se pretenda ingresar, pero que no son en
absoluto cerradas.
Hay,
sin embargo, otros grupos humanos en los que los privilegios no son menores que
los de los tan denostados funcionarios y que, sin embargo, son mucho menos
criticados. Tomemos, por ejemplo, el caso de los trabajadores de Central Lechera
Asturiana (la marca cuya leche compro y consumo). Sus sindicatos reclaman al
año como días de vacaciones una cantidad nada despreciable: 38 días libres. Algo
que yo, privilegiado funcionario, no
alcanzo ni juntando vacaciones y los tan criticados moscosos.
A
todo esto hay que sumarle, además,el reclamar la garantía de que los hijos de los empleados
y de los socios de la cooperativa tengan prioridad para acceder a una vacante.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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