La doctrina Mafalda ha demostrado, una y
otra vez (siempre desde mi punto de vista, claro está), ser un baremo infalible
para determinar si una decisión o circunstancia era buena o mala.
Ahora,
ha vuelto ha serlo en relación con el sistema de becas que el ministro Wert
propuso en su día. Basado en el rendimiento académico, la izquierda en pleno se alzó contra él tachándolo de elitista. Sin embargo, recientemente el Tribunal
Supremo ha avalado el citado sistema de becas. Contra el recurso presentado por
la Confederación Española de Padres y Madres (y, quizá, perrito que les ladre),
el alto Tribunal ha señalado que la
política de becas y ayudas al estudio debe ser un instrumento de estímulo a la
mejora del rendimiento académico de los estudiantes, y por ello califica de
criterio admisible y legítimo el
hecho de pedir un 6,5 de nota a los estudiantes para la obtención de una beca,
ya que el empleo del criterio del
rendimiento académico no es contrario al ordenamiento jurídico.
Debo
aclarar que la segunda frase del segundo párrafo la he escrito sin consultar
ninguna fuente. Pero estoy dispuesto a apostar doble contra sencillo que no he
errado ni un milímetro. Me conozco a mis clásicos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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