jueves, 2 de febrero de 2017

Vaya pieza

Los socialistas españoles afirman, a través de sus hechos, que consideran que en la contienda política vale todo… siempre y cuando sean ellos los que lo empleen. En cambio, contra ellos no vale nada, y cualquier critica que reciben, aunque esté fundamentada en la realidad más terca, lo convierten siempre en un ataque ad hominem (o ad mulierem, según el caso).
Tomemos, por ejemplo, el caso del antiguo presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, antiguo ministro de Defensa y antiguo presidente del congreso (también antiguo aspirante frustrado a la secretaría general de su partido, pero ese es otro tema). Junto con sus conmilitones, contribuyó al acoso y derribo de su predecesor en dos de los cargos que ha ocupado, por el modo (francamente mejorable, esa es la verdad) en que gestionó el accidente del Yak-42. Sin embargo, él no sólo fue negligente, sino que según todos los indicios mintió (como suelo decir, un socialista coincide con la verdad únicamente por accidente), cuando un helicóptero Cougar se estrelló en Afganistán. Según él, por accidente; según otras fuentes, por un ataque talibán.
Cuando se marchó del ministerio, se llevó papeles oficiales; papeles que, por lo tanto, no le correspondían; papeles que, según él, obtuvo tras forzar un armario porque no le daban la llave; papeles que ahora amenaza con hacer públicos si el PP no le pide perdón (él, que tiene tanto por lo que ser perdonado); papeles que la actual titular del ministerio ha tenido que reclamarle por burofax.
Lástima que no llevara a la práctica eso de prefiero morir a matar que dijo cuando era ministro.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!

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