miércoles, 6 de junio de 2012

Los almendros en flor


Con esta obra, Chris Stewart continúa la serie que comenzó con Entre limones y siguió con El loro en el limonero. Ya me ocurrió en las obras anteriores, y en esta la sensación permanece: salvando las distancias, es como estar leyendo Mi familia y otros animales en versión alpujarreña. Lo cual no quita para que la obra resulte entretenida y, a ratos, divertida, pero le quita un punto de originalidad.
Por otra parte, algo que no me ha gustado en esta novela es que tiene un tonillo en ocasiones un punto panfletario. Sin excederse, apenas un par de líneas aquí y otro par de líneas allá (es decir, sólo un par de casos explícitos). No es que me parezca mal, todo el mundo tiene derecho a tener unas ideas y a que se reflejen en su obra, si es escritor. Probablemente si Stewart defendiera la inmigración controlada de modo ostensible, la cosa me molestaría lo mismo (o, quizá no). Pero tratándose de un inglés progre y ecologista adopta, naturalmente, posturas que podríamos llamar de izquierdas. Paso a mencionar los dos casos que me han molestado especialmente:
  • En la página 111 habla de que cierto pueblo, al comienzo de la Guerra Civil, se convirtió en una comunidad comunista modelo. Me pregunto si dicha comunidad tendría checas, comisarios políticos, purgas, delaciones y todos esos rasgos propios de las comunidades comunistas que en el mundo han sido.
  • En la página 260, al narrar cómo se encontró un 2 de Enero en Granada, menciona el hecho de las manifestaciones de ultraderecha que se producen en las conmemoraciones de la toma de la ciudad por los Reyes Católicos, y habla de las repelentes ideas de la ultraderecha. Debe ser que las ideas de la ultraizquierda no le resultan repelentes (¿comprenderá, acaso, las actuaciones de ETA?). Y luego habla de un joven haciendo el saludo nazi. Meeeec, señor Stewart. Aunque es cierto que los nazis empleaban el saludo al que se refiere (brazo derecho alzado, mano extendida, dedos juntos), resulta más correcto llamarle saludo fascista (término que, además, es el que le place a la progresía) o, por ser completamente exactos, saludo romano.
Por lo demás, un libro breve y ameno que se deja leer. Si continúa la serie va a tener que narrar sucesos anteriores, porque se está aproximando peligrosamente al presente…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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