miércoles, 13 de junio de 2012

Todo oscuro, sin estrellas

Esta obra de Stephen King recoge cuatro historias breves (para lo que suelen ser las novelas del autor de Maine). King se mueve perfectamente dentro de este género de relatos, y su obra se lee con rapidez.
Todas las historias menos la tercera podrían calificarse como realistas, es decir, que podrían suceder perfectamente en el mundo real. No es que no crea en la existencia del diablo (que es lo que le da el tono fantástico a la tercera historia), pero un ateo probablemente no crea en el maligno. A eso me refiero.
La primera de las historias, 1.922, es la más desasosegadora de todas ellas. Contada en tono autobiográfico por el protagonista principal, la narración muestra su paulatino descenso a los abismos de la locura.
La segunda historia, Camionero grande, es en parte una historia detectivesca y en parte una historia de superación personal por parte de una persona normal, algo bastante habitual en la obra de King. Como él mismo dice, lo que le interesa son las personas ordinarias en situaciones extraordinarias.
La tercera historia, Una extensión justa, es (en mi opinión) una muestra del humor negro de King. Desde el punto de partida, la cosa toma un devenir de exageración constante que, se insinúa, no se verá detenida por el final del relato.
La cuarta historia, Un buen matrimonio, es algo intermedio entre la primera y la segunda. Es realista, relativamente; el criminal no va enloqueciendo, sino que ya está demenciado desde antes del comienzo del relato. Sería un ejemplo del gusto de King por señalar que la justicia no siempre coincidirá con el Derecho.
Un punto que me ha molestado es una mención que hace en el epílogo a Sarah Palin como ejemplo de político que tiene éxito en convencer a la opinión pública de que lo blanco es en realidad negro o viceversa. Entendámonos, no me molesta que King sea demócrata (la verdad, tampoco me extraña). Pero puestos a citar ejemplos, podría haber usado el de Al Gore, ese ecologeta que viaja en reactor privado y vive en una mansión con un gasto energético descomunal.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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