viernes, 22 de junio de 2012

No, no y no


Que en España no hay una verdadera separación de poderes es algo desgraciadamente sabido desde hace muchísimo tiempo. Dado el carácter fuertemente partitocrático de nuestro sistema político, es el hecho que el Legislativo se encuentra sometido al Ejecutivo, puesto que el grupo parlamentario del partido del Gobierno votará con una disciplina que podríamos llamar pluscuambúlgara (más aún si el partido en el Gobierno es el PSOE; y, si no, basta con recordar casos como el sedicente matrimonio homosexual o el sedicioso Estatuto de Cataluña).
Y desde mediados de los años ochenta del pasado siglo, el Judicial se encuentra sometido al Legislativo; y, como éste está, como ya se ha dicho, sometido al Ejecutivo, la situación podría resumirse en que los jueces y fiscales –entiéndase, sus órganos de gobierno, situación que se ve acentuada en el caso del Ministerio Público por su principio de jerarquía- hacen lo que dice el Gobierno… por lo que no es de extrañar que en cierta ocasión el antiguo pelayo becado en Lovaina preguntara, extrañado, pero a éstos [los jueces, claro] ¿nadie les dice lo que tienen que hacer?
Por ello, no es de extrañar que el más politizado de los Tribunales españoles (y eso ya es decir bastante), cuando debería serlo el que menos, es decir, el Tribunal Constitucional, convertido en una especie deTribunal Supersupremo, o Supremísimo, o Supremo Bis, o como quiera llamársele, pareciera inclinado a legalizar a Sortu (es decir, a ETA-Política), a pesar de reconocer intenciones ocultas y de no estar seguros de que la condena de la violencia que se recoge en los estatutos de los terroristas metidos a políticos fuera sincera.
Por su parte, mostrando una vez más su verdadera faz, Pachi Nadie se mostraba a favor de la legalización, y pedía una política penitenciaria que no busque la venganza (a este hombre, conceptos como Justicia le deben sonar, como poco, a marciano), y un batasuno que no tenía el disgusto de conocer indicó que la palabra condena no lleva a ningún sitio (no, claro que no, pero sería un detalle que condenaran la violencia de sus conmilitones… un detalle de hombría, quiero decir, pero qué sabrán de hombría las ratas).
Finalmente, los peores presagios se cumplieron, y el Prostitucional, en contra de todos los indicios y pruebas policiales, decretó que Sortu podía concurrir a las próximas elecciones autonómicas (ahora ya pueden proceder a la renovación tanto tiempo aplazada, ya se han terminado de cargar España). Si no fuera porque en su primera actuación de fuste mostraron su politización hasta la médula (la expropiación de Rumasa: viendo cómo se ha comportado después Ruiz-Mateos, quizá estuviera justificada, pero el fin no justifica los medios, y los medios por los que se expropió el holding no fueron desde luego los adecuados), podríamos decir, con Franklin Delano Roosevelt, que el de ayer será un día que perdurará en la infamia. Desgraciadamente, llevamos ya demasiados días infames…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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