domingo, 30 de junio de 2013

No es más tonto porque no entrena

Cada vez que leo que George Bush hijo ha sido el peor presidente de la historia de Estados Unidos, pienso en que tampoco es para tanto. Sin necesidad de remontarse a Warren Gamaliel Harding, presidente entre 1.921 y 1.923 (aparece en Centennial cuando Morgan Wendell dice quién ha sido, para él, el peor presidente de EE.UU.), creo que el peor del siglo XX ha sido, con toda probabilidad, Jimmy Carter. Para empezar, un presidente que permite que le denominen por un diminutivo (lo mismo ocurrió con Bill Clinton, pero éste es mucho más animal político que el cultivador de cacahuetes de Georgia) pierde gran parte de la auctoritas que se le supone a tan alta magistratura.
Descendiendo a los hechos, como presidente su gestión fue nefasta, tanto en el exterior como en el interior. Tuvo que venir el que para mí es uno de los mejores presidentes de la historia de EE.UU. (y el mejor, sin discusión, de la segunda mitad del siglo XX, muy por encima del sobrevalorado JFK) para arreglar las cosas y dejar el mundo (y su país) un poco mejor de como lo encontró.
Pero es que todas las tonterías que hizo como presidente palidecen ante las que ha venido realizando en los treinta años transcurridos desde que dejó de serlo. Tonterías que han merecido el aplauso unánime del progretariado internacional, grupito en el que incluyo al comité que concede el cada vez más devaluado Premio Nobel de la Paz.
La última estupidez del señor Carter (y, como diría Groucho Marx, espero que se me disculpe si le llamo señor, pero es que no le conozco demasiado bien) ha sido comparar a la Iglesia Católica con Al Qaeda y los talibanes en cuanto al trato que se dispensa a las mujeres. O bien el manisero no sabe de lo que habla, o lo sabe demasiado bien, lo cual es mucho peor.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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