domingo, 23 de febrero de 2014

Las verdades del barquero

Si por algo se caracterizan los partidos políticos españoles es porque, en general, se sigue a rajatabla una férrea disciplina de, valga la redundancia, partido. O, como muy gráficamente dijo Alfonso Guerra, el que se mueve no sale en la foto.
Sólo en casos de un gran poder territorial (caso, en tiempos, de Rodríguez Ibarra o Esperanza Aguirre, por poner un ejemplo de la izquierda y otro de la derecha) los políticos en activo se atreven a ser lo que los cursis llaman versos sueltos y lo que toda la vida se ha llamado nota discordante.
También está el caso de aquellos que consideran que no tienen nada que perder y que, por lo tanto, pueden expresarse con completa libertad. Es difícil saber si el presidente de la comunidad de Madrid, Ignacio González, se encuentra entre estos últimos o entre los primeros (cosa dudable puesto que Esperanza Aguirre no ha renunciado a la presidencia del PP madrileño tras hacerlo a la de la comunidad).
En cualquier caso, es de los pocos que en voz bien alta se atreve a decir lo que piensan la mayoría de los españoles: que las comunidades con déficit a la carta han incumplido los (generosos, y la palabra es mía) objetivos marcados. Y cuando se habla de tales comunidades uno tiende a pensar en esa que se encuentra en una esquinita de España, que diría el de la cabeza rapada

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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