lunes, 19 de octubre de 2015

Quien juega con fuego acaba quemándose

En Vascongadas (y en Cataluña, pero esa es otra historia), los dirigentes del Partido Popular no parecen darse cuenta de que cualquier aproximación, siquiera amagada, al mundo nacionalista, no le puede causar más que desafecciones de sus votantes. Algo que Alicia Sánchez-Camacho ha podido experimentar en sus propias carnes, por más que mejorara en escaños en la penúltima (de momento, que allí las cosas van a toda velocidad) convocatoria a las urnas regionales.
En Vascongadas, desde que defenestraron a María San Gil, la formación regional del centro derecha no ha ido más que dejándose pelos en la gatera. La última ha sido (también de momento, porque la regla parece ser otro vendrá que bueno te hará) la propuesta de Arancha Quiroga de conformarse con un rechazo genérico a la violencia (en lugar de una condena explícita del terrorismo etarra) para buscar un acuerdo de convivencia con los proetarras.
Inmediatamente, se produjeron tres tipos de reacciones:
  • el ministro Alonso (cabecilla de los populares alaveses –se ve que entre las facciones populares de las distintas provincias vascongadas vuelan andanadas de hostias, que diría el de la película- y a la postre sucesor de Quiroga) se apresuró a desautorizar a su presidenta regional y señalar que se debe exigir la condena del terrorismo de ETA; o, por usar sus palabras, Bildu pretende diluir responsabilidades y blanquear su pasado y nosotros no podemos consentirlo. O, como dijo Carlos Iturgáiz, no se puede estar con los etarras y escupiendo a la cara de las víctimas. En realidad, aclaro yo, sí que se puede (los nacionalistas, los batasunos, los neocom, los socialistas día sí y día no… lo hacen sin problemas), pero luego hay que atenerse a las consecuencias.
  • la dirección nacional de los populares dieron una de cal y otra de arena (y sigo sin saber si la cal es buena y la arena mala, o al revés): primero asumieron el texto de Quiroga tras escuchar sus aclaraciones, pero luego cambiaron de opinión y, de acuerdo de nuevo con Quiroga, acordaron retirar la moción.
  • y por si hubiera alguna duda de lo equivocado de la postura de Quiroga, neocom y miembros del p-ETA mostraron su apoyo a Quiroga y la pusieron como ejemplo de (lo que ellos llaman) valentía.

Finalmente, la cosa quedó, como he dicho, en que Quiroga dimitió como presidenta de los populares vascos y fue sustituida por Alonso. Y todo esto, a dos meses escasos de las elecciones.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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