domingo, 12 de junio de 2016

Antisistema sistemáticos

Por mucho que parezcan integrarse en el sistema, los antisistema son precisamente eso, contrarios a él. Al modo del tradicional de qué se discute, que me opongo, lo único que buscan es hacer saltar por los aires lo que ha llevado cientos de años construir. Para ellos, el progreso es más bien regreso, puesto que predican avances tales como el uso de esponjas naturales para la higiene mensual (que dirían en los mostradores del Carrefour) o la crianza de los hijos en tribu.
Así las cosas, aunque apoyaran in extremis la investidura de Puigdemont como presidente del consejo de gobierno de la comunidad autónoma de Cataluña (contra lo que pueda parecer, mi modo de expresarse no es una perífrasis, aunque lo parezca, sino la constatación de que el sedicente hecho diferencial catalán es inexistente, puesto que Cataluña es, o debería ser, una comunidad autónoma como todas las demás) para evitar el mal mayor de unas elecciones en las que, aparentemente, retrocederían los sufragios secesionistas (o eso quiero pensar), la paciencia se les ha acabado.
Al modo de lo que ocurrió con los enragés de la Revolución Francesa, los secesionistas moderados (si es que tal cosa existe… quizá llamarles faroleros sería más ajustado a la realidad) dieron alas a Chancleto, Anna Gabri-click y demás personajes. Las cosas ya empezaron a desmandarse cuando, antes de entrar en la asamblea legislativa por las buenas (esto es, tras unas elecciones), impidieron por las malas que lo hicieran los parlamentarios regionales.
Tras la investidura de principios de este año, los de la CUP tenían la sartén por el mango, y lo sabían. Su apoyo era no necesario, sino imprescindible, para la estabilidad del gobierno regional. Hace dos semanas amenazaron con no apoyar los presupuestos regionales y así reventar la legislatura. Hace una, mantuvieron su veto: Puigdemont dio por roto el pacto con los antisistema y Junqueras les acusó de cargarse el proceso.
Cuando esta entrada salga publicada –la escribo con unos días de anticipación- quizá se haya visto si unos y otros iban en serio o se trataba, de nuevo, de hacer el paripé como hace cinco meses.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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