lunes, 13 de junio de 2016

El salvaje Noreste

Por esa tendencia natural del ser humano a clasificar, de primeras, todo en términos maniqueos, los dos regionalismos más molestos en el último siglo dentro de la piel de toro se han considerado uno malo y violento y otro menos malo y no violento. Quien esto hace olvida que el regionalismo catalán ha sido, históricamente, tan criminal como el vasco, y que si en el último medio siglo ha ejercitado menos la violencia llamémosle violenta (que se lo digan, en cualquier caso, a Federico Jiménez Losantos) ha sido porque merced al chantaje político y la venta de influencias ha obtenido más que los del hacha y la serpiente. La consideración antedicha de nacionalismo bueno, sin ir más lejos.
Sin embargo, no existe tal cosa. El nacionalismo, sea del nivel territorial que sea (estatal, supraestatal o infraestatal), es malo, porque establece la exclusión de todo aquello que no caiga dentro de sus márgenes. Y si los vascos practicaban la exclusión por el expeditivo sistema de enviar al otro barrio a los excluidos (o intentarlo, al menos), los catalanes practicaban una no menos insidiosa forma de exclusión, que comenzó por la llamada inmersión lingüística y que ha acabado en lo que bien podríamos considerar ahogamiento total.
Pero casi medio siglo de lavado de cerebro ha dado sus frutos, y la llegada de los antisistema a los puestos de poder en la comunidad autónoma catalana (a nivel regional, provincial o local) han dado también alas a los movimientos en los que se apoyaron para escalar. Eso, y la práctica de la progresía de contemporizar con los matones en lugar de enfrentarse a ellos, es lo que hace que cuando unos delinquidores son expulsados de una oficina bancaria que habían ocupado –y cuyo alquiler venía siendo pagado por el anterior consistorio de la Ciudad Condal, que ya tiene dídimos la cosa-, envalentonados, se enfrenten a la policía autonómica a plena luz del día y juren que volverán al inmueble del que fueron desalojados.
Sí, ya sé que los dos primeros párrafos no tienen mucho que ver con el verdadero tema del hilo; pero para cuando me di cuenta, me habían quedado tan bonitos que me dio no sé qué borrarlos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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