miércoles, 8 de junio de 2016

Quién te ha visto y quién te ve

No es que tuviera, la verdad, demasiadas esperanzas en la honestidad intelectual y ética de los neocom (eso, por no decir que no tenía ninguna). Al fin y al cabo, eran políticos, españoles y, para remate, de izquierdas, por lo que su modus operandi podría resumirse en un fíjate en lo que digo, porque haré justo lo contrario.
Y así ha sido, empezando por el principio y siguiendo por todo lo demás. ¿Que se iban a bajar los sueldos? Narices, si incluso cobran las indemnizaciones hasta el último euro. ¿Que iban a prescindir de los vehículos oficiales? Al valenciano Puig la bicicleta le duró dos telediarios, y si el concejal escracheado por los policías no fuera en coche oficial, a lo peor les estaba llamando fascistas desde la cama de un hospital.
Y luego está el caso de doña Rojelia, autora de frases de tal hondura científica como vamos a dedicar nada menos que una cantidad muy importante, que como todos los podemitas renunciaban a acudir gratis a los palcos VIP… y que pidió un huequecito para su nieto en Milán.
Y lo mismo podría decirse de los naranjitos, cuya portavoz municipal viajó a la final de la Liga de Campeones (curioso nombre, como no me canso de decir, puesto que ninguno de los finalistas ganó nada el año pasado) en el avión de uno de los equipos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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