miércoles, 26 de octubre de 2016

La capacidad de movilización de la izmierda

Oir hablar a Junior es francamente agotador. No por su mensaje, que simplemente no escucho (como suele decirse, por una oreja me entra y por otra me sale) y que sería incapaz de repetir siquiera en sus líneas generales, sino por ese tonillo que gasta en todas y cada una de sus intervenciones. Si ese es el modo que tenía de hablar cuando daba clases en la Universidad, compadezco a los alumnos que tuvieran que asistir al aula donde este sujeto peroraba, porque emplea una cadencia mitinera que no hay quien la soporte.
Y que no hay quien la soporte queda demostrado por la escasa afluencia que concitan sus peroratas cuando la asistencia a las mismas es voluntaria. En una convocatoria para crear poder popular, donde rechazó a los parlamentarios que no muerdan (a este habría que indicarle que una cosa es morder y otra muy distinta soltar espumarajos; lo segundo es lo que él hace), apenas contó con un centenar de manifestantes en una concentración contra la pobreza energética que devino un mitin contra la gran coalición.
Como los que han llamado a rodear el Congreso el día de la segunda votación de investidura de Rajoy tengan la misma capacidad de convocatoria que Junior, o que los que, para no presionar al PSOE, se reunieron (unas decenas, lo que indica que menos de cien) un día antes (para no presionar, lo lógico habría sido hacerlo un día después) frente a su sede, con dos policías (o uno, si tiene los brazos largos) les rodean…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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