lunes, 6 de febrero de 2023

De casa se viene llorada, o pañuelos para todas

Los ofendiditos -a los que, de pasada, menciono en la primera entrada del día- tienen por costumbre convertir la anécdota en regla, y el caso particular en general.

Así, si expongo respecto de una mujer -de izquierdas, naturalmente- cualquier circunstancia que pudiéramos considerar desfavorable, seré un machista redomado, por más que las exponga con igual acritud de un varón en situación equivalente. Es decir, si digo que la marquesa de Villa Tinaja ha llegado hasta donde está por ser la madre de los hijos del Chepas, soy un machista, aunque no haya entrado a valorar sus (presuntos) méritos académicos y profesionales y aunque mantenga que Ignacio Urdangarín llegó hasta donde llegó y pudo hacer lo que hizo por ser el padre de los hijos de la infanta Cristina.

Así las cosas, la antedicha ninistra quiere perseguir los insultos a políticas -es de suponer que nuevamente sólo a políticas de izquierdas, claro- como violencia machista… muy sensible tienen la piel algunas. Pero esto me lleva a hacerme una pregunta.

¿A la viceversa es violencia feminista?

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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