En general, aquellos clubes o jugadores españoles de fútbol que simpatizan con, o directamente apoyan a, opciones políticas separatistas son bastante hipócritas.
Porque si fueran coherentes, si tuvieran un
mínimo de honestidad, rechazarían participar en competiciones que no sienten
como suyas. No como Olegario Presas, que rechazó ser convocado por la selección
por sus convicciones independentistas.
El Farça es el ejemplo paradigmático
de lo que digo, pero sus aficionados más montaraces son, además, estúpidos. En una
entrevista a Juan Virgili, por lo visto una de las perlas de la cantera del
club fundado por Hans Gamper, con motivo del Europeo sub-19, a su espalda se
podía ver una bandera de España.
Los acerebrados culerdos dijeron de todo,
desde que habría que rescindir su contrato ya a que un jugador de la
entidad no puede salir con ese trapo de fondo, o que no quieren
jugadores españoles en el Barça.
Vamos a ver, panda de ígnaros. Para trapo,
el de vuestra región, que ha afanado los colores del blasón de la Corona
de Aragón. Para trapo, la bandera de vuestra ideología, hija bastarda y
daltónica del trapo anterior y de la bandera cubana. Para trapo,
vuestros colores, que son los del cantón suizo en que nació el fundador de
vuestro club.
Y en cuanto a jugadores no españoles, llevar los países catalanes hasta Fuentealbilla es una desmesura hasta para vosotros. Y a ver si os molesta que Nicolás Williams, llegado el caso, juegue en vuestro equipo.
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