De todos los presidentes de la democracia, Calvo-Sotelo aparte, José María Aznar probablemente haya sido el más sieso, el más seco.
Adolfo Suárez tenía la sonrisa picarona; Felipe
González, el gracejo andaluz; Mariano Rajoy, la retranca gallega; y los dos que
me faltan maldita sea la gracia que tienen, pero sueltan presuntas gracietas de
vez en cuando.
Pero se ve que sí se pueden enseñar trucos nuevos
a un perro viejo, y en el último congreso del Partido Popular señaló que ahora sabemos que excarcelaron etarras con tanta prisa porque se estaban haciendositio.
Si sólo, además, hubiera adquirido el don de la precognición, sería perfecto…
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