Tradicionalmente, los obispos de las diócesis vascas han sido más proclives, por decirlo con suavidad, a los postulados nacionalistas –por no decir terroristas- que a los preceptos de la religión católica. Mención aparte en ese catálogo de miserables merece José María Setién, de infausto recuerdo para las víctimas de terrorismo.
Afortunadamente, parece que algunas cosas podrían estar cambiando en la Iglesia Católica en las Vascongadas. Recientemente el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha afirmado que los diálogos por la paz en los que no participen las víctimas carecen de autoridad moral. Evidentemente, toda la patulea nacionalista o de izquierdas se le ha echado encima… lo que confirma lo acertado de las palabras del prelado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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