En una extraña coincidencia con Arturito Menos –aunque probablemente no
tan extraña, dado que ambos odian la Constitución de 1.978 y todo lo que ella
representa-, Junior ha defendido la
actuación de los humoristas cuando realizan su labor bajo ciertos presupuestos:
en su caso, cuando lo hacen a través de la inteligencia, lo cual viene a ser cuando emplean el mal gusto para
ofender a sus enemigos, ya que así considera la extrema izquierda a todos los
que no comulgan con sus postulados ideológicos.
También ha defendió la actuación de su
pareja, al decir que no tiene ninguna
duda sobre la honorabilidad de Tania Sánchez. Dejando aparte el hecho de
que es lamentable que un profesor universitario confunda honorabilidad y
honradez –aunque, por otra parte, demuestra el ínfimo nivel de la universidad
española-, resulta difícil confiar en la honradez de alguien que concedió un contrato de cuatrocientos veinticinco mil euros a un funcionario que estaba a su cargo.
En un ejercicio de esa amnesia que tan
frecuentemente provoca el dinero en la clase política en general y la izmierda en particular, el beneficiario
dijo que no se acordaba de que era
apoderado de la empresa, a pesar de haber facturado con el Ayuntamiento de
Rivas desde 1999.
Desde luego, algunos hacen apoderado a
cualquiera…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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