martes, 6 de enero de 2015

Un par de h… les daba yo

Los llamados progresistas suelen afirmar que buscan la libertad de opinión, de expresión, de conciencia… y afirman que nadie tiene derecho a imponer a otros su opinión. Lo que ocurre es que, con semejante postura, son ellos los que imponen la suya.
Me explico. Evidentemente, estoy a favor de la libertad de expresión, incluso la de aquellos que la niegan. Pero los llamados ateos (como ya he dicho muchas veces, realmente anticatólicos, puesto que no se manifiestan con la misma virulencia contra otras religiones, ni siquiera contra otras ramas del cristianismo) pretenden negar la realización de actos religiosos de carácter público, diciendo que eso supone una imposición a los que no profesan esa confesión religiosa; y lo pretenden por mucha raigambre, arraigo, seguimiento o apoyo que puedan tener esos actos.
Lo peor es que, en general, hacen esas cosas de un modo bastante grosero. Destacan especialmente las feminazis de Femen, que con las tetas al aire lo mismo arrojan bragas manchadas de rojo al arzobispo de Madrid, que intentan llevarse un Niño Jesús del Belén del Vaticano.
A ver si tienen ovarios para plantarse de esa guisa en La Meca…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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