Las
Fuerzas Armadas son una de las instituciones más generalmente respetadas y
queridas en España (al menos, por los españoles de bien). Como las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado (no hablo de –algunas- policías autonómicas),
están integradas por individuos que anteponen a todo el deber y su amor a
España y a los españoles. Pero siempre hay excepciones.
Quizá
la más notoria sea ese gafe electora, ex porta documentos de Ma Chacón, que hace fracasar la lista
que encabeza, allá donde se presente. De acuerdo con gente que le conoce, es un
sujeto bastante repugnante personalmente: algo así como su actual jefe de
filas, sólo que sin coleta.
Luego
tenemos los casos tibios, o intermedios. A principios de mes dejaba su puesto
el hasta entonces responsable de la región militar (aunque, según Wikipedia, en España ya no hay regiones militares) cuya sede está en Barcelona. En su
despedida declaró que el Ejército debe mantener la máxima neutralidad y respeto institucional ante la situación política de Cataluña porque el proceso es un tema exclusivamente político que se tiene que resolver con la política. De entrada, sus palabras me produjeron
una profunda repugnancia, pensando que este sujeto de uniforme no se había
leído el artículo 8.1 de la Constitucion, que establece que Las Fuerzas Armadas, constituidas por el
Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión
garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad
territorial y el ordenamiento constitucional. Ante un ataque a la
integridad territorial española y a su ordenamiento constitucional como el que
están perpetrando los secesionistas catalanes se puede hacer cualquier cosa,
salvo ser neutral… neutralidad que
está reñida con ese respeto institucional
que proclama: si se es neutral en este tema no se es institucionalmente
respetuoso, y viceversa.
Luego,
poco antes de ponerme a escribir estas líneas, me dio por pensar que este
militar pertenece al gremio de los maricomplejines,
de los bienqueda, de los que quieren parecer más respetuosos que nadie. Casi me
dio más asco.
Afortunadamente,
tenemos también (muchos) ejemplos del caso opuesto. Como el del nuevo JEMAD,
que en su toma de posesión leyó un poema en el que se loa a España y a su bandera, esa que queman impunemente secesionistas y terroristas. Así pues, hoy
más que nunca…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!