Cuando
una alianza política se fragua, no en una comunión de intereses u objetivos
positivos, sino en la concurrencia de la oposición a algo, es cuestión de
tiempo que esa alianza se resquebraje.
Es
lo que parece estar ocurriendo en el Ayuntamiento de Madrid. La actual
alcaldesa, cabeza de lista de la segunda formación más votada, se encaramó a la
poltrona gracias al apoyo de la tercera formación, comandada en aquella época a
nivel nacional por Pdr No es no Snchz,
alguien que casi –casi- hacía bueno al desastre que supuso Rodríguez.
Como
doña Rojelia se ha demostrado incapaz
de controlar a la turba que encabeza, los radicalismos de opereta de ese
grupito de buenos para nada han
salido a la luz. El PSOE, viendo que por la senda de la radicalización
ideológica no parecía llegar a ninguna parte salvo al precipicio, ha decidido
ir reculando, al menos de palabra (porque apoyarles, siguen apoyándoles), y
ahora dicen que Madrid no necesita rabia y odio.
Ahora
dirán que si no aceptaron la oferta de Aguirre de apoyar al candidato del PSOE
a la alcaldía fue porque no pensaban que fuera lo mejor para Madrid, ¿no?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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