Lo
que el Partido Socialista Obrero Español –al que sólo le queda la pe, puesto
que ni es español, ni obrero ni socialista, y está partido por la mitad- tenía ante
sí este fin de semana era, no cabe denominarlo de otra manera, un auténtico
papelón. Como, por otra parte, lo ha sido todo en el partido del puño y la rosa
(o de la mano y el capullo) desde que Rodríguez lo dejó convertido en un erial
intelectual lleno de resentidos y sectarios.
Metidos
en el berenjenal de las primarias –como todos los progres, se hinchan a
criticar a los (norte) americanos, para luego apresurarse a copiarlos, pero
mal-, las opciones posibles eran a cual peor: el querido por las bases que ha perforado vez tras vez
el suelo electoral de la formación, la preferida del aparato con nulo tirón
entre esas mismas bases y el inane que nunca ha alcanzado ningún puesto de
relevancia (presidente autonómico, presidente de las Cortes) si no es con el
apoyo del Partido Popular.
Reducidas
pues a dos las opciones posibles, los socialistas han optado por la peor (para
ellos) de las dos. Puestos a hacer caso a las bases o al aparato, ha ganado el que preconizaba la primera posibilidad. Cuando lo más práctico –para el partido
de puertas para afuera- habría sido que ganara la candidata del aparato, porque
¿a quién le importa lo que digan las bases? Podrán chillar, protestar, montar
concentraciones y hasta desertar en masa, pero quien de verdad corta el bacalao
en los partidos españoles, del primero (el PSOE) al último (los neocom), es la organización, los
dirigentes. Tiempo al tiempo, pero ya veremos lo deprisa que Pdr Snchz se olvida de los que con sus
votos le (re) auparon a la secretaría general de los socialistas si lo que la gente le reclama va en contra de lo
que él cree mejor (para sí, claro).
Porque
los militantes socialistas han votado con las tripas (por no decir con algo un
palmo más abajo) para elegir a su máximo dirigente, en lugar de con el cerebro.
Y a ver cómo se las apaña ese dirigente para dirigir con todos (o casi) los
barones territoriales en contra (empezando por la más importante, su directo
rival en las primarias) –salvo haciendo una purga que ríete tú de las
estalinistas- y el partido dividido al cincuenta por ciento entre quienes le han
votado y quienes no.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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