lunes, 25 de febrero de 2013

Fantoches asesinos


Los revolucionarios siempre han proclamado actuar por el bien del pueblo. Eso sí, no les ha importado, aparentemente, que ese pueblo al que decían defender resultara perjudicado por sus acciones (al fin y al cabo, supongo que argumentarían, era por su propio bien o, en términos más startrekianos, el bienestar de la mayoría es preferible al bienestar de unos pocos).
Me viene a la cabeza la figura de Mateo Morral, que al atentar contra Alfonso XIII y Victoria Eugenia fracasó en su objetivo… pero mató a dos docenas largas. Y me viene a la cabeza porque, no demasiado lejos de donde Morral perpetró su criminal antentado –en concreto, en la Catedral de la Almudena-, los TEDAX desactivaron hace un par de semanas (escribir con retraso es lo que tiene, que las noticias, a veces, se quedan antiguas) un artefacto explosivo.
Reivindicó el atentado frustrado un sedicente Comando insurreccionalista Mateo Morral (escribí el párrafo anterior sin haber leído la noticia desde que copie el enlace), en un manifiesto lleno de retórica pseudorrevolucionaria que Wilt hilvanaba mejor en la tercera de sus novelas. Su objetivo, decían, era dar caña a la monarquía borbónica en sus lugares sagrados. Pues si llegan a tener éxito, los que hubieran sufrido habrían sido los oprimidos a los que dicen representar.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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