jueves, 31 de mayo de 2018

Bordeando el precipicio

Esta entrada debería haber salido una semana más tarde. Pero es que los políticos, por una vez, se han dado tanta prisa que de haberlo hecho así habría salido ya obsoleta… más de lo habitual, quiero decir.
Recapitulemos. Con la excusa de la sentencia en el caso Gurtel (o Bárcenas, o vaya usted a saber cuál de todos en los que está enfangado el PP… porque liarse es fácil, no hacen más que salir en la prensa; en cambio, de los del PSOE, Ciudadanos o Podemos, nadie dice ni Pamplona, aunque haberlos haylos) –y digo excusa, y no motivo, porque lo único que buscaban era un pretexto-, Sin vocales presentó una moción de censura contra el presidente del Gobierno de España (lo que le convierte en el presidente más censurado, que no en el peor... ese es, de momento, su antecesor). Y digo Sin vocales, y no el PSOE, porque el secretario general registró la moción antes de reunirse con la ejecutiva federal, lo cual da una idea de lo (poco) democrático que es el PSOE.
Como los socialistas no tienen ni la mitad de los votos necesarios para que la moción prospere (es decir, que no tienen ni una cuarta parte de los diputados… y con esos mimbres pretende Pdr Snchz ser presidente), se hizo necesario recabar apoyos parlamentarios. Cualesquiera, vengan de donde vengan, de la extrema derecha del PNV a la extrema izquierda de los neocom, pasando por los golpistas catalanes o los asesinos etarras. Lo mejor de cada casa, vamos. Esta vez, no se sabe si por convencimiento, por resignación o para que se fostie de una vez, los barones socialistas dieron carta blanca a lo que se ha denominado alianza Frankenstein.
Las reacciones fueron variadas. El censurado, fiel a su estilo de no moverse ni un pelo, decidió resistir y pasar el contraataque, señalando que cualquier día veremos al socialista pactando con Cocomocho. Aunque tiene razón, quizá debería haberse ahorrado la valoración, porque nunca puede decirse de esta agua no beberé, ya que la política hace extraños compañeros de cama y en España hay antecedentes de todo tipo.
Los neocom (es un decir: Junior, que todos sabemos que los demás no pintan nada) manifestaron su apoyo a la moción y se ofrecieron a sostener el eventual gobierno resultante. Eso sí, sus restantes actuaciones producen, cuando menos, perplejidad: tan pronto piden al socialista un gobierno de coalición (otros que no saben qué hacer para pillar cacho de poder) como plantean, para el caso de que fracase la socialista, una moción propia… ¡junto con Ciudadanos! Como he oído por la radio poco antes de ponerme a escribir, si estás convencido de que la moción prosperará, ¿a santo de qué preparas una alternativa?
Ierreceos y pedecatos confirmaron, por su parte, su apoyo a la moción, aunque con condiciones. La justificación del apoyo no merece ni un comentario -es imprescindible y urgente echar fuera democráticamente (sí, sic; yo también me he quedado a cuadros) al PP que es el partido más corrupto de Europa… ¿han visto éstos acaso qué partido ha presentado la moción, o a quiénes han apoyado en la asamblea regional catalana?-, y la condición ya se sabe; dialogar con Cataluña (¿cómo demonios dialoga el todo con una de sus partes? Es como si yo me pongo a hablar con mi mano: lo menos que pasa es que me llevan al frenopático), y arrepentimiento público de algunas de las afirmaciones del socialista que ellos consideran vergonzosas como los calificativos de racista y supremacista a Chis-Torra tras reproducirse sus tuits y artículos. Es como cuando leo lo de arden las redes tras los graves insultos de (póngase aquí el nombre del periodista que se desee, en general de los no apesebrados en la izmierda, que alguno hay) hacia (póngase aquí el nombre de cualquier progre). En realidad, lo que se califica de un modo sensacionalista como insulto no pasa de ser una descripción monda y lironda.
Los naranjitos, mientras, y ya que el viento de las encuestas sopla a su favor, dicen que sólo apoyarían una moción de censura instrumental, es decir, para disolver inmediatamente las Cortes –recordemos que el PP tiene mayoría absoluta en el Senado, y puede dedicarse a torpedear (no hundir, cachislamar) la acción de ese gobierno de retales- y convocar nuevas elecciones.
¿Mi valoración? Puede pasar cualquier cosa. Si malo es un gobierno sonado como el del PP (que no es que sea peor que los anteriores, pero vivimos en una sociedad de opinión pública fácilmente manipulable), que prosperase la moción sería, a menos que me equivoque mucho, un desastre potencialmente mayor que lo que ocurrió a partir del 14 de Marzo de 2.004.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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