sábado, 20 de octubre de 2018

Nos estamos volviendo gilipoyas

Leo con estupor el titular de que La RAE estudiará cambiar las acepciones de ‘negro’ a petición de una ONG. Luego resulta que la cosa no es para tanto, pero el susto no me lo quita nadie.
Resulta que la ONG (es curioso que se denominen como no gubernamentales las organizaciones que viven, y muy bien, básicamente a base del dinero público… pero esa es otra historia) Red Española de Inmigración ha animado a la RAE a establecer un diálogo fluido con las personas racializadas para comprender y conocer la necesidad de cambio de estas acepciones.
Esto me lleva a preguntarme quiénes son personas racializadas. Probablemente sólo las no blancas; pero habida cuenta del mestizaje imperante en el mundo actual (los llamados afroamericanos son más americanos que afro, y casi todos sin excepción son café con leche… algunos con bastante leche, dicho sea de paso), habría que preguntarse qué porcentaje de sangre racializada convierte en racializado a su portador.
Resulta que una de las acepciones para la palabra negro recogida en el diccionario de la RAE es la de persona que trabaja anónimamente para lucimiento y provecho de otro, especialmente en trabajos literarios. También recoge la palabra como adjetivo con las acepciones de oscurecido, deslucido o muy sucio o de una sensación negativa o también infeliz, infausto y desventurado.
Ya puestos, les sugiero los siguientes: gitano es trapacero, usado como ofensivo o discriminatorio; mongólico, que padece mongolismo (síndrome de Down); cafre, bárbaro, cruel, zafio y rústico; y moro, hombre celoso y posesivo que tiene dominada a su pareja. Sólo por poner unas cuantos ejemplos.
Y es que el lenguaje es el que es, mal que les pese a estos borricos (personas rudas)… y que me perdone el noble y sufrido jumento.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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