sábado, 12 de octubre de 2019

Ambigüedad transparente

Hace ya mucho, mucho tiempo que el Partido Socialista Obrero Español en general, y su sucursal (o su matriz, que uno no acaba de aclararse) catalana en particular, abandonaron las filas de los constitucionalistas. Algo que es perfectamente comprensible para cualquiera que conozca mínimamente la historia del partido de los de la mano y el capullo.
Un cuarto de siglo atrás, cercado y acosado por la corrupción, el terrorismo de Estado, los contubernios con los asesinos y demás rasgos característicos del peor PSOE (alguno bueno hay, pero es escaso y cuesta encontrarlo), el vicetodo se desgañitaba hablando del bloque anticonstitucional; él, que había enterrado a Montesquieu y que se había ufanado de que iba a dejar a España que no la reconocería ni la madre que la parió.
La rama catalana siempre ha estado más próxima a los secesionistas que al espíritu de la carta magna española, oscilando entre la (presunta) ambigüedad y el compadreo descarado. Tan es así que cuando, brevemente, desalojaron a los de Polluelo del palacio de la plaza de san Jaime, las cosas no cambiaron en absoluto en la región nororiental de España; y si lo hicieron, fue a peor.
Todo este rollo, además de para hacer bulto, viene a cuento de la noticia (vieja ya de casi dos semanas) de que la archimentada sección catalana de los suciolistos declaró que no apoyaría la moción de censura que Ciudadanos presentó contra Chistorra porque, dijeron, Ciudadanos no es la solución.
Es posible, Maricatalino. Pero vosotros sois parte del problema.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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