jueves, 24 de octubre de 2019

Ayayayayay, esto es lo que hay

La verdad, la civilización occidental, subsección hispánica, no tiene remedio y va directamente hacia el desastre. Cuando uno cree que el nivel de estulticia que conoce no puede superarse, van y lo superan. Dos ejemplos.
El primero es el del programa de televisión Master Chef, no sé si en versión Celebrity o Gente normal. Hace tiempo, parte de la audiencia se puso histérica porque se despellejó una liebre antes de cocinarla. Debieron pensar que las liebres y conejos son como esa raza de gatos que nacen sin pelo, y que por tanto se pueden cocinar tal cual sin que huela, literalmente, a cuerno quemado.
Pues bien, hace un par de semanas saltó la noticia de que muchos espectadores encontraron desagradable que se cocinara un crustáceo vivo. Debe ser que desconocían que los crustáceos se cocinan así, vivos. Desagradable, quizá, pero no es para sorprenderse. Es como si al ver uno de esos programas tipo CSI o similares, cuando llega el momento de hacer la autopsia del cadáver (siempre hay un cadáver), exclamaran, escandalizados, ¡qué horror, se le ven las tripas!
La segunda noticia, debo confesarlo, sí que me ha dejado ojiplático. No por la estulticia humana, que esa sé que no tiene límites (Einstein dicen que dixit), sino por el modo de cogérsela con papel de fumar que tienen algunos.
Resulta que la red social Instagram ha eliminado fotografías de un cocido gallego por infringir las normas comunitarias que incluyen violencia gráfica, lenguaje que incita al acoso, violencia y bullying o desnudos y actividad sexual. En la foto aparecen garbanzos, verduras, carne, chorizos y vino, tal y como estaban en la mesa al ser servidos. Salvo que vieran el chorizo y los garbanzos como una alegoría de Dios sabe qué, no tengo ni idea qué les movió a eliminar la foto.
El milenarismo ya llegóóóóóóóó…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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