lunes, 1 de febrero de 2021

A río revuelto...

No ser un partido de gobierno -no ser un partido que gobierna- ofrece todas las ventajas y ninguno de los inconvenientes. No sólo puedes hacer las propuestas más disparatadas, sino que puedes afirmar tranquilamente que lo harías mejor sin que nadie te pueda probar lo contrario.

Ocurrió con los adalides de la nueva política -los neocom y el partido pomelo- cuando saltaron a primer plano al comienzo de la pasada década y no sólo rompieron el bipartidismo, sino que amenazaron con sobrepasar a los dos partidos tradicionales.

Una década después, ambos partidos están de capa caída, uno más que otro. Quizá las expectativas de Ciudadanos sean más negras por dos razones: empezó de más abajo (aunque logró sobrepasar a los neocom, porque éstos comenzaron antes su caída) y ha intentado jugar a dos barajas, presentándose primero como una alternativa moderada a un PSOE extremado y luego a un PP en horas bajas.

Ahora es Vox el que tiene la posibilidad de explotar la vía populista (dicho sea esto sin connotaciones peyorativas): la crisis económica, y ser el único partido sin responsabilidad de gobierno, le permite atraer a los descontentos con la izquierda... aunque el milagro es que haya alguien que esté desinteresadamente contento.

Desde luego, pero es difícil que lo hagan…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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