sábado, 13 de febrero de 2021

Proceso al proceso (114)

Hace ahora diez o quince años -podría mirar la fecha, pero no me apetece-, los partidos separatistas catalanes -es decir, en aquella época, todos menos el que ahora diré- firmaron el llamado pacto del Tinell, por el que, entre otras cosas, se comprometían a no pactar con el Partido Popular.

Hace diez días, se reprodujo la situación en parecidos términos, con la salvedad de que en esta ocasión el apestado era el partido de la mano y el capullo, franquicia catalina. Los partidos separatistas se comprometieron, por escrito, a no gobernar con los suciolistos.

Los responsables de llegar a esta situación -que ya veremos si se lleva a efecto o no, porque los firmantes tienen tan pocos principios como los del filósofo perico y el psicópata de su jefe- han sido los llamados partidos nacionales, es decir, populares y socialistas (no incluyo a los neocom, que más que un partido son una ensalada de siglas). Los primeros por desidia, los segundos por insidia, han contribuido al auge de los partidos separatistas hasta tal punto que la colaboración de los partidos nacionales ha devenido prácticamente innecesaria.

De aquellos polvos vienen estos lodos, y por eso estamos todos de fango hasta la coronilla.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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