viernes, 28 de octubre de 2022

Es un globo

La izquierda española está acostumbrada a dos cosas: la primera, a prometer cualquier cosa -de ochocientos mil puestos de trabajo en 1.982 a pleno empleo un cuarto de siglo después-, sabiendo que es imposible, o no importándoles, sin que eso tenga consecuencias en su electorado, dispuesto a votarles aunque eso signifique la ruina; la segunda, a que cuando metan la pata, venga Europa a sacarles las castañas del fuego, como ocurrió con la crisis de hace década y media.

Y ahora estamos en las mismas. El psicópata de La Moncloa afirmó que España no corría riesgo de cortes en el abastecimiento de gas, que ciudadanos y empresas podían estar tranquilos porque no habría problemas para alimentar la calefacción y generar electricidad.

Lo que se calló, el muy taimado, es que, aunque hubiera gas, no habría dinero para pagarlo, dado que su precio está por las nubes. Así que ha tenido que pedir ayuda a Europa para tener gas asequible y ha duplicado la importación desde Francia.

Nos dijo el qué. Omitió informar sobre el cómo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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