lunes, 31 de octubre de 2022

Romea, oh mi Romea

Según los progres, a lo largo de la Historia se ha producido, por parte de lo que llaman heteropatriarcado, una constante, absoluta e inicua discriminación hacia todo aquello que no fueran varones heterosexuales: mujeres, homosexuales, transexuales…

Por lo visto, la manera de arreglar eso es comportarse exactamente igual, pero en sentido contrario: discriminemos a los varones heterosexuales. Aunque eso lleve a contrasentidos, como criticar cosas que, desde una óptica puramente objetiva, son tan injustas, o tan admisibles, como la contraria.

Nadie que no sea homosexual puede representar un personaje homosexual (lo mismo vale para los transexuales), pero cualquier homosexual o transexual puede representar a un personaje heterosexual cisgénero. Ningún blanco puede representar personajes concebidos como de otra raza, pero nada se opone a que personajes no blancos interpreten a personajes -aunque sea históricos- blancos.

Y nada de convertir a un personaje femenino en masculino; pero, en cambio, es de lo más progre montar un Romeo y Julieta con dos mujeres.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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