jueves, 9 de marzo de 2023

No cabía esperar otra cosa

Cuando leo el titular Consternación en el Tribunal Constitucional con el "rodillo sectario" de Conde-Pumpido puedo sentir muchas cosas, pero en ningún caso sorpresa. Y no por la constenación, sino por el rodillo sectario. Vamos por partes.

Cuando el partido de los de la mano y el capullo ha detentado el poder, siempre lo ha hecho de modo avasallador, nunca democrático. Y la prueba la tenemos en ese luminoso periodo, como lo definió el psicópata de La Moncloa, que fue la segunda república española.

Desde su proclamación, ilegal e ilegítima, hasta su final, devorada casi más por sus propios demonios que por las fuerzas que tenía enfrente, la izquierda española, y singularmente el partido fundado por Paulino Iglesias, se dedicó a acaparar todo el poder posible, excluyendo a todos los que no pensaran como ellos. Hicieron una constitución de media España contra la otra media, lucharon para que las mujeres no pudieran ejercer el sufragio activo (sí, monina, porque pensaban que las mujeres estaban sometidas a los curas y así, claro, no iban a votar en la vida a la izquierda) y cuando perdieron democráticamente el poder primero se negaron a que el partido más votado presidiera el consejo de ministros, y luego montaron una insurrección violenta que debía llevar a la revolución y a la guerra, para así acabar de una vez por todas con sus enemigos.

Medio siglo después, nada había cambiado. Usaron la mayoría más absoluta que ha conocido el parlamentarismo español para que a España no la reconociera ni la madre que la parió, y de aquellos polvos vienen lodos como el nombramiento de los miembros del consejo general del poder judicial.

Y ahora tenemos presidiendo el Tribunal Constitucional -un órgano que prostituyeron casi desde su nacimiento, forzando a declarar constitucional una decisión del gobierno que, aunque quizá necesaria, era palmariamente inconstitucional- a un fiscal que defendió, en las relaciones del Estado con el terrorismo, la necesidad de que las togas se mancharan con el barro del camino.

Con independencia de su hipotética categoría como jurista -en la que no entro ni salgo, porque ni la conozco ni me importa un ardite-, ¿qué esperaban que ocurriera?

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

P.D.: La imagen de hoy está generada con Dall-E. Cuando no logre encontrar las imágenes que busco, recurriré a esta página. Además, así no habrá problemas de derechos de propiedad intelectual que, por otra parte, nunca me han preocupado demasiado...

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