miércoles, 5 de abril de 2023

Anda que…

La Historia fue la que fue, y no es posible cambiarla, por más que a algunos les gustara poder hacerlo. Y no, no me estoy refiriendo a la segunda república y la guerra civil, objeto de fabulaciones y tergiversaciones del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer.

Hace doscientos años, a los esclavos del Sur de Estados Unidos se les llamaba nigger, y eso no pueden cambiarlo todos los que ahora se sienten ofendidos cuando, leyendo Huckleberry Finn, a Jim, que es negro y esclavo, le llaman nigger.

Luego fueron los libros de Roald Dahl, de los que se busca eliminar palabras como feo, gordo o negro. A continuación, las novelas de James Bond de Ian Fleming, de las que se eliminarían las referencias raciales, porque negro vuelve a molestar, parece; será sólo cuestión de tiempo que le hagan abstemio, célibe y hasta homosexual.

Y, para terminar, de las novelas de Agatha Christie se eliminarán comentarios sobre la dentadura y el físico de algunos personajes, se suprimirá el término oriental, y se eliminará la alusión racial de un sirviente negro. Todo ello para adaptarlas a las nuevas sensibilidades. Hipersensibilidades, las llamaría yo...

Al final va a ser como en las películas de romanos, en las que todos lucían una dentadura perfecta y una manicura cuidadísima.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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