jueves, 13 de abril de 2023

Egolanda en estado puro

Los neocom surgieron, o eso dicen, contra lo que llamaban política tradicional. Ellos no ambicionaban el poder por el poder, sino que su objetivo declarado (que esa declaración se correspondiera o correspondiese con la realidad es otro tema) era preocuparse de la gente. A ellos el poder no les cambiaría, presumían.

No es que hubiera muchas dudas, pero el tiempo ha demostrado que los neocom no eran más que los paleocom 2.0, el mismo monstruo con distinto disfraz, una nueva forma de ocultación del partido comunista para tratar de colar la misma mercancía averiada de siempre a los mismos incautos de costumbre.

Y, como buenos marxistas, buscan alcanzar el poder para detentarlo todo el tiempo que puedan, y todo lo exclusivamente que puedan, por muy arreglados que vayan y muchos trapitos de diseño que vistan. Y la tucán de Fene no iba a ser una excepción a la regla.

Por eso, cuando presentó -por fin- su proyecto político, después de un interminable proceso de escucha, lo hizo sin lograr atraer a la formación morada. Y por mucho que proclame que no es de nadie, y que nadie la tutela, hasta el más despistado sabe que no deja de estar esponsorizada por el psicópata de La Moncloa para intentar aglutinar el voto a la izquierda de los de la mano y el capullo… un espacio cada vez más exiguo, dado que la formación de Senior lleva tiempo escorándose a babor.

Eso sí, como los marxistas no conocen amigos, los morados han cargado contra ella, cantando las verdades del barquero y señalando que apuñala a quienes la pusieron donde ahora se encuentra, lugar al que no habria llegado por sus propios (e inexistentes) méritos. Porque, no lo olvidemos, fue Junior quien la señaló como su sucesora y futura primera mujer en presidir el consejo de ninistros.

Porque, como buena comunista, Egolanda es personalista: yo, yo, yo y nadie más que yo. O sea, ella.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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