lunes, 22 de mayo de 2023

Con dos ovarios bien puestos

El desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, tomado en su conjunto o atendiendo separadamente a cada uno de los ninistros que lo componen, está compuesto en su inmensa mayoría -empezando por el psicópata de La Moncloa que lo preside- por sujetos que reúnen una serie de características, ninguna de ellas cualidades precisamente: son intelectualmente limitados e injustificadamente soberbios, prepotentes y autoritarios, sectarios y egoístas, avasalladores y vociferantes.

Pero si hay un rasgo que les caracteriza es que son, sobre todo, cobardes. No conciben que nadie se oponga a su impía voluntad, a sus malvados caprichos; cuando alguien lo hace, se achantan, aprietan la mandíbula, agachan la cabeza y reculan.

Así ocurre con frecuencia con Sin vocales, que sólo acude a actos públicos en los que (cree que) tiene controlado el auditorio (que luego le sale rana en ocasiones); y cuando no tiene más remedio que acudir a un acto oficial, llega el último, se va el primero y se esconde detrás del primero que puede, aunque ese primero sea efectivamente el primero, Su Majestad el Rey don Felipe VI, a quien Dios guarde muchos años.

En la celebración del 2 de Mayo, fiesta regional de la Comunidad de Madrid, se invitó a la hormiga atómica, la ministra de Defensa. El ninistro de la Psicopatía, Avasallamiento a la Voluntad Popular y Desmemoria Antidemocrática, a quien por su afán en estorbar llamaré desde ahora Félix Bolardos, no estaba invitado, pero se le esperaba, porque este matoncete es de los que no está acostumbrado a obtener un no por respuesta.

Se condescendió en permitirle asistir, sentado en primera fila, a la entrega de medallas en la Real Casa de Correos (sede de la Presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid, que la izmierda no pisa desde hace casi treinta años más que de visita), pero se le avisó de que no tendría hueco en la trbuna de autoridades durante la parada militar, a pesar de lo cual intentó acceder a la misma.

Pero se interpuso en su camino una figura que como Viriato frente a los romanos, Guzmán el Bueno frente a los moros o Agustina de Aragón frente a los franceses, no se achantó y mantuvo el tipo, y educada pero firmemente le impidió acceder a donde no podía acceder, aunque Bolardos intentara colarse como el socialista tramposo (perdón por el pleonasmo) que es, y sin que Madgadita Dobles hiciera nada salvo mirar (divertida, probablemente, puesto que dicen las malas lenguas que no se llevan nada bien).

Esta figura era la jefa de protocolo de la Comunidad de Madrid, que bien por tener las cosas bien claras, o por temer (o respetar) más a Isabel Díaz-Ayuso que a un no sabe usted quien soy (lo tenía clarísimo) del consejo de ninistros ejerció de valladar insalvable, de dique de contención, de -en definitiva- bolardo que obstaculiza el paso.

La cosa no sentó bien, ni en La Moncloa ni en Galapagar (suponiendo que viva allí, aunque supongo que encabronado en el municipio serrano seguirá). El Chepas, a quien Isabel Díaz-Ayuso ya dio tal revolcón electoral hace ahora dos años que le echó de la política activa, opinó que Bolardos tendría que haber lanzado a sus escoltas contra la jefa de protocolo de la presidente de la Comunidad de Madrid, rompeolas de las Españas y, parece, también del rojerío patrio.

¿Mi valoración? La resumo en cinco palabras: les ha jodido pero bien.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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