viernes, 5 de mayo de 2023

Una cosa es atacar y otra ser un kamikaze

No por muchas veces repetida una mentira se convierte en verdad. Cosa distinta es que sea creída -o tomada como cierta- por los necios, los malvados o los interesados.

Veamos, por ejemplo, el caso del Real Madrid (sección de fútbol masculina, para ser precisos). Con frecuencia se dice -por los antimadridistas, claro- que fue el equipo del régimen (franquista, se entiende), porque para el año en que falleció el Generalísimo tenía más ligas y más Copas de Europa que los demás (en el caso de los trofeos continentales, más que los demás juntos… y eso es algo que no sólo no ha cambiado, sino que ha ido a peor… para los demás, se entiende).

Pero es que el Real Madrid no era el equipo de Franco, ni Franco era -de ser de algún equipo- del Real Madrid. Santiago Bernabéu, para empezar, era monárquico, y al acabar la guerra civil el equipo de Chamartín era considerado un nido de rojos. El Atlético de Madrid era el equipo del ejército (Atlético Aviación), y el Barcelona el equipo de la Falange. En cuanto al Bilbao -entonces Atlético, ahora Athletic- se convirtió en el rey de Copas, posición que no perdió hasta que el Farça se convirtió en una apisonadora (con alguna presunta ayuda arbitral, según se ha sabido recientemente). Por otra parte, Franco no mandaba en Europa, así que las orejonas hay que atribuírselas exclusivamente a la entidad merengue. Y en cuanto a la parte económica, el Real Madrid no necesitó ayudas del Estado; el Barcelona, por el contrario, sí que precisó de semejante auxilio. Y no una, ni dos, sino hasta tres veces.

Todas estas cosas, y algunas más, aparecen en el video que el Real Madrid ha emitido como respuesta a las acusaciones del estríper aeroportuario que preside la entidad fundada por el suizo Hans Gamper. Cómo habrá dolido allí en la esquinita que hasta ha intervenido el consejo regional de gobierno -otra vez las ayudas desde las instancias oficiales, esto casi es ya un hábito- exigiendo al Real Madrid que retire su video porque, dicen, es indecente.

Y de indecencias saben un rato largo en el último tramo del curso del Ebro…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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